lunes, 3 de marzo de 2014

Académicos de universidades japonesas analizan la polémica visita de Shinzo Abe a santuario Yasukuni

Para Jeff Kingston, académico de la Temple University en Tokio, existen dos razones por las que Shinzo Abe visitó el polémico santuario, “porque él (Shinzo Abe) cree en la narrativa de guerra impenitente representada en Yasukuni y porque quiere provocar a China como un medio para imponer su agenda política interna. El piensa que no tiene nada que perder en una región que ya lo detesta”.

Mientras que para el profesor de la Sophia University en Tokio, Koichi Nakano afirma que “fuera de sus propias convicciones y creencias, él (Shinzo Abe) esencialmente tiene una visión nacionalista extrema de que Japón no hizo nada malo en particular en la Segunda Guerra Mundial. Insistió en marcar su primer año de gobierno visitando el santuario, a pesar de la oposición de algunos de sus más cercanos colaboradores”.

Tras la visita a Yasukuni, el ministro de Relaciones Exteriores de China advirtió a Japón de las consecuencias que ello traería. Kingston, explica que “las consecuencias varían desde lo económico a la seguridad. Las firmas japonesas que hacen negocios en China sufrirán por el boicot informal. Las tensiones en el Mar de China Oriental probablemente se intensificarán. No habrá cumbres. En Corea del Sur habrá más de lo mismo”.

En tanto, Nakano coincide en que “China podría posiblemente tomar represalias a través de medidas económicas, incluso de manera informal. Por ejemplo, en el pasado China ha bloqueado efectivamente el transporte de materiales de tierras raras a Japón, y también ha arrestado a hombres de negocios japoneses por cargos de espionaje. También podría haber manifestaciones y disturbios en contra de Japón y las empresas japonesas en las grandes ciudades. Corea del Sur también está reaccionando enérgicamente contra lo que ven como otro acto de provocación por Abe”.

Por otro lado, ambos analistas se refieren a que si el “nuevo nacionalismo” de Shinzo Abe podría ser una reminiscencia del imperialismo japonés. Frente a este aspecto, Jeff Kingston explica que “no es nuevo... es en lo que él ha creído durante mucho tiempo y no es como era en la época imperial de guerra. El mantuvo su ideología en secreto durante el primer año en el cargo, porque su extremismo no era popular. Su proyecto de ley secreto le recuerda a la gente la represión durante la guerra y por eso es que hubo una fuerte reacción. El patriotismo en Japón no es tan fuerte como en China o Corea del Sur. Eso es lo que preocupa a los conservadores como Abe que desean avivarlo para instigar incidentes de este tipo”.

Para Nakano “desafortunadamente, es en gran medida así, a pesar de que realmente no tiene ninguna intención expansionista. Es más "romántico" en el peor sentido de la palabra. Se trata esencialmente de un revisionismo histórico que trata de recrear el ‘pasado glorioso’ en el presente. Consiste básicamente en una ensoñación infantil que no tiene una estrategia concreta”.

 

 

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